zondag 2 februari 2014

Carbellino mata el gocho

Carbellino mata el gocho

El pueblo sayagués revive la tradición de la matanza gracias a una iniciativa de la Asociación de Mujeres

02.02.2014 | 01:54
La matanza volvió a Carbellino de Sayago. Monos, mandiles, cuchillos bien afilados, baños y artesas tomaron vida en una jornada de tradición, gastronomía y fiesta. Y todo gracias a la iniciativa de la Asociación de Mujeres «Cruz de los Borbujos» que ha visto hecho realidad la idea lanzada hace unos meses. ¿Y por qué no hacer una matanza como las de antes?. Después se lo comunicaron al Ayuntamiento, que lo apoyó desde el primer momento, y ayer el pueblo se remangó para revivir la tradición gastronómica por excelencia del medio rural.

A primera hora el alcalde, Benito Sánchez Piorno junto a otros vecinos tomaban la delantera en busca del cerdo, ibérico para más señas, de la ganadería de Ignacio García Moralejo, en Roelos. Un cochino de unos 150 kilos, «elegante», en palabras de los presentes, al que sacrificaron, chamuscaron, lavaron y despiezaron con la habilidad de quien conoce bien el oficio. Porque aunque ya son contadas las casas donde se mantiene la labor de la matanza paso a paso, los vecinos de Carbellino han sacrificado toda la vida el cerdo para llenar las despensas y aprovisionarse de cara a la primavera y el verano.

Y si en la primera parte de la faena el protagonismo fue de los hombres, después las mujeres se pusieron manos a la obra desentrañando el vientre y lavando las tripas. Ellos también dieron a la máquina para picar la carne -antes hubo que pesarla y componerla- con la que ellas realizarían por la tarde chorizos y farinato en torno a una animada tertulia. También se aprovechó la sangre para hacer morcillas. «Del cerdo hasta los andares» dice el refrán, y las mujeres de la asociación «Cruz de los Borbujos» lo cumplieron con creces. Allí se aprovechaba todo. Huesos, lomos, espinazo, costillas.... del animal se irá dando cuenta a lo largo del año en las distintas fiestas y actos que se organicen. «Se podrán preparar buenos hornazos» apuntaba el alcalde de Carbellino.

De momento, ayer acompañaron el trabajo de la matanza de un buen cocido para unos sesenta comensales, que vieron así recompensado el esfuerzo de la mañana. Y lo que sobró se aprovechó para la tarde, especialmente el caldo calentito, muy agradecido en los días de invierno.

El aula cultural volvió así a tomar vida con una fiesta culinaria como las de antiguamente, cuando toda la familia se reunía para el sacrificio del animal. Lo que antes podía prolongarse hasta tres días, porque normalmente se mataban dos y hasta tres puercos, las mujeres de Carbellino lo hicieron en uno. Después llegarán los buenos momentos para degustar la carne de un ibérico que prometía.

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