vrijdag 4 november 2011

Dormian en la cocina en el verano en el gallinero


La cama es para los turistas.
Quien quiera saber cómo se sale de la crisis, vete a echar una mirada a Albania
Tomo una decisión, seguir con lo viejo, oh probar lo nuevo, El padre de Arber decidió por lo último y empezó un Hotel, he vas! la mejor decisión de mi vida.
Alber Kalemi tiene motivos de estar orgulloso, él está sentado en la terraza hechado una mirada sobre GjiroKastra y ver como brilla su Hotel sobre su ciudad, si miras por sus estrechas calles encantada de guijarros, las casas blancas Turcas, una vieja Mezquita, el castillo sobre la monte, en la lejanía la pelada y árida tierra, con fondo las montañas Lunxheria, en la roja luz de un medio puesto Sol.
Él es un joven 26 años, mar gana un buen salario con su Hotel, Lalemi es ecónomo a veces trabaja unas horas, ganar mucho no!, normal gano al mes € 400 y eso lo gano a veces en un día, la familia de Arder ha entrado a la dura lucha por tener sucesos, pues en Albania tienen un 30% de parados, algunos dicen, es un cálculo optimista, para la ciudad llamada Gjirokastra
Vamos al año noventa? el país fue abierto al Mundo, una ciudad llena de sorpresas, así escribe el escritor Ismael Kadare, sobre la tierra que él nació, “sobre la ciudad más silenciosa del Mundo”.
Junto con su vecino ‘el padre Arber’s un profesor de inglés probaron en abrir la casa para los turistas, y había tres habitaciones para los invitados, la familia dormía en la cocina, solo la abuela dormía en el cuarto trastero, mi padre y el vecino se pasaban todo el día buscando turistas, recuerda hijo Arder, siendo joven, el negocio fue bien, y había que comprar otra casa más grande entonces entro la abuela en acción, estuvo semanas regateando con dos solteronas que vivian en lo más alto del pueblo en una casona señorial la abuela cerro el trato por $24.000, hoy Hotel Kalemi una casona de 200 años de antigüedad, tenemos 12 habitaciones en los veranos siempre está completo Escandinavos, Alemanes, Holandeses Americanos, Rusos, y australianos.
Ardes. sigue riendo, y contado la bonita historia del vecino que también es dueño del Hotel Kotoni de seis habitaciones con ducha, que junto a su padre buscaban turistas, por las paradas de taxis, y las plazoletas. Se sigue riendo.
ollamas30@gmail.com

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