Marta Orellana de 74 años es una de las 1500 mujeres, hombres y niños.
Orellana cuenta al periódico Inglés, The Guardian, como en 1946 estaba jugando en la casa de huérfanos donde vivía, el médico le abrió las piernas, fue pegada llorando maltratada fue obligada, le hicieron aceptar la humillación dentro de su cuerpo.
El experimento fue hecho en los Estados Unidos por miedo a los soldados americanos contagiados, con enfermedades transmisibles que venían de regreso a casa.
Los huérfanos, fueron puestos junto a los soldados presos, para probar una antibiótica, una penicilina nueva.
In octubre Hillary Clinton como ministro de Relaciones Extranjeras, junto con el Ministro de Salud Pública, Cathleen Sebelius, hicieron una declaración, de la investigación realizada, el presidente Barack Obama llamo a su colega Guatemalteco para darle las excusas personalmente.
Junto Orellana otras víctimas declararon en el interviú a The Guardian que quieren seguir anónimos como toda la vida han tenido problemas con el experimento ignorando los motivos. La mayoría han fallecido ya, pero la enfermedad es transmisible a otras generaciones, así cuenta Mateo Gudiel de 57 años siente en su cuerpo, el experimento que hicieron a su padre.
Los soldados rasos fueron mandados por sus superiores, a los médicos americanos, anteriormente se experimentó con prostitutas, que fueron obligadas a tener sexo con los presos, hasta ver la eficacia en soldados, y enfermos psiquiátricos infestados de sífilis.
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